Ordenant una mica els
arxius del ordinador, per començar setembre amb forces renovades, he trobat un
pròleg, introducció … que uns companys i jo vàrem fer per un estudi que una
entitat volia.
Finalment, aquest
estudi no va sortir endavant, però crec que les reflexions que fèiem en aquesta
introducció, són plenament vàlides a dia d’avui.
Según recientes estudios de las Naciones Unidas, en los
últimos diez años ha aumentado el reconocimiento de la importancia que tiene la
participación de los jóvenes en la adopción de decisiones, y las iniciativas de
los gobiernos para hacerlos participar en ese proceso han tenido como resultado
una mejor formulación, aplicación y evaluación de la política.
Para tomar parte en los
procesos sociales y políticos de su comunidad y para desarrollar
predisposiciones favorables a esta participación, es necesario que los jóvenes
posean la competencia para descifrar los contenidos, mensajes, discursos y
prácticas de la esfera pública, y en este sentido las organizaciones juveniles son
importantes en la educación y formación sobre los temas en cuestión (sin
olvidarse de los compañeros, escuela, trabajo, y la propia comunidad).
Para generar sentimientos,
actitudes y prácticas donde el respeto, la solidaridad y la tolerancia a los
“diferentes a mi” sea la norma de relación, es necesario sentirse parte y
responsable de una comunidad plural. Aquí las organizaciones juveniles son de
suma importancia. Por esa razón, el reconocimiento a estas formas de
participación ciudadana y a la creación de condiciones para su desarrollo deben
ser un componente fundamental en las políticas de juventud.
La participación de los jóvenes en la adopción de
decisiones, por provechosa que sea para la formulación de la política y el
desarrollo de los jóvenes, no siempre tiene lugar efectivamente en la práctica.
Para que sea eficaz, hay que concretar formas innovadoras de divulgar
información, capacitación para facilitar la colaboración intergeneracional y
estructuras de organización que acojan nuevas voces. Por ese motivo, a partir
del trabajo en organizaciones juveniles, estos jóvenes pueden compartir con
claridad el diagnóstico de lo que pasa en la sociedad, no sólo como relatores
pasivos de una realidad que los atraviesa, sino como participantes necesarios
en la concreción de escenarios de inclusión integral para otros jóvenes.
El hecho de alentar la plena participación de los
jóvenes en la elaboración y promoción de programas y políticas relacionadas con
la vida que les rodea les permitirá
convertirse en agentes del cambio en sus respectivas comunidades y afectará en
forma positiva a toda la comunidad. Al incluir a los jóvenes se refuerza su
compromiso con la sociedad y la comprensión de los conceptos que ésta maneja.
En la época en la que nos encontramos, no debemos
olvidar las migraciones. Los jóvenes siempre han constituido una parte
importante de los migrantes, por lo que resulta necesario que por medio de la
educación y la capacitación se den a los jóvenes los conocimientos y la
confianza necesarios para participar con éxito en el mercado laboral de sus
propios países.
A mediados del siglo XX, las personas de edad, estaban
en inferioridad numérica respecto a los jóvenes. Antes de mediados de este
siglo estos datos se acercarán y representarán aproximadamente el mismo
porcentaje, por ello, el progreso de la juventud será cada vez más un requisito
necesario para atender las crecientes necesidades de atención de las personas
de edad.
En muchos países, los partidos políticos tienen
dificultades para atraer a miembros jóvenes. La apatía respecto de la política
y la falta de interés en participar en organizaciones “tradicionales” parece
caracterizar a las generaciones de jóvenes de muchos países.
Algunos estudios indican que existe una tendencia cada
vez mayor a un cambio de motivación en la afiliación de los jóvenes. La
participación de éstos, hoy en día tiende a centrarse en cuestiones concretas y
a estar orientada al servicio, por esta razón el presente estudio se realizará
no sólo con organizaciones “tradicionales” sino también ante ONL de carácter
juvenil que trabajen en el territorio.
El asociacionismo juvenil puede ser una herramienta
clave para generar y fortalecer el capital social de cada país.
Los beneficios que aporta el asociacionismo juvenil al
desarrollo de los jóvenes son varios y a la vez complejos. Algunos ejemplos
podrían ser los siguientes:
·
Las experiencias
personales y sociales vividas en los primeros años de vida, suelen ser
fundamentales en la definición de un proyecto de vida, en las opciones
vocacionales, ideológicas, y de trayectoria laboral o académica.
·
La juventud es por
definición una etapa formativa. Los hábitos y actitudes desarrollados en esta
etapa suelen ser los más arraigados.
·
Cualquier acción de
voluntariado implica conocer y tomar posición frente a una determinada
problemática comunitaria o global.
·
La participación en
una organización, obliga a los jóvenes a desarrollar competencias
comunicacionales más complejas que las empleadas habitualmente.
·
Las organizaciones
permiten a los jóvenes adquirir competencias en cuestiones económicas.
·
La opción personal
de ser voluntario implica en sí misma la adopción de un conjunto de valores
ligados básicamente a la solidaridad y la justicia.